28 de septiembre de 2021



La agricultura, oportunidades y desafíos para su desarrollo

Por Ana Claudia Cerasoli, Presidenta de Corteva Agriscience Región MesoAndina.

Las adversidades nunca han sido cosa pequeña para el campo; las condiciones del suelo, plagas y enfermedades están presentes y son cambiantes en cada ciclo. Si a ello agregamos el cambio climático y la sobrepoblación, la agricultura y su potencial de desarrollo toman un papel crítico para poder afrontar los principales retos que vive la humanidad.

Particularmente, el último año, puso doble énfasis a estos desafíos, el confinamiento derivado de la pandemia del COVID-19 detuvo al mundo en muchos sentidos, afectando sectores de producción, detuvo la economía y colapsó los sistemas de salud. Sin embargo, el planeta no podía dejar de alimentarse y ¿quién estuvo ahí?, los productores del campo. Nunca interrumpieron su función, que fue absolutamente vital durante la emergencia mundial.

Administrar hectáreas se convierte en uno de los negocios más desafiantes y críticos del mundo. Se tienen que tomar decisiones y asumir riesgos donde lo que está en juego es la rentabilidad. Esta tarea no es para gente común, es para los que quieren evolucionar, los que quieren trascender, los que quieren romper nuevas fronteras, luchadores que no se conforman, determinados a estar siempre un paso adelante.

Si bien sabemos que existen rezagos en el campo, la productividad alimentaria está valiéndose de nuevas tecnologías, ciencia e innovación para alcanzar eficiencias. Pero lo más importante es su pronta adopción, porque la tecnología puede estar ahí, pero es una realidad que existe resistencia al cambio, prevalecen las prácticas arcaicas y el mal manejo agronómico.

De ahí la importancia a hacer un llamado para que los líderes del sector sean agentes de cambio del desarrollo económico, del desarrollo social y cultural a lo largo de toda la cadena de valor de la agricultura.

En lo que a América Latina toca, juega un papel fundamental al ser productor clave de alimentos en todo el mundo. De acuerdo con el reporte OECD-FAO Agricultural Outlook 2019- 2028, la agricultura de América Latina tiene una participación muy importante en la economía. El sector primario aportó un 4.7% del PIB total de la región en el periodo comprendido entre 2015 y 2017. Esto representa un valor total de 281 mil millones de dólares, lo que significa que la zona es productora del 14% de los alimentos de todo el mundo.

Dentro de esta fórmula, México tiene una posición privilegiada en nuestra región: prospera en recursos naturales, agua dulce, superficie y tierras cultivables. México ocupa el lugar número 12 a nivel mundial en la producción de alimentos, con un total de 288 millones de toneladas producidas.

Sin embargo, la población seguirá creciendo; tan solo hoy somos alrededor de 7 mil 750 millones de personas, que en teoría debemos alimentarnos 3 veces al día. Se espera que para el 2050 seamos más de 9 mil 500 millones de personas. La pregunta es: ¿estamos preparados para atender esa demanda?

Necesitamos crear y desarrollar nuevas propuestas con un alto conocimiento de los problemas en el campo para sacar ventaja a la fragmentación de la industria que hoy tenemos. Debemos de pensar diferente, el mundo nos demanda a actuar diferente. Y esta tarea nos involucra a todos, desde el campo, la industria, la agrociencia, toda la cadena de suministro, el comercio, los gobiernos y reguladores y cada uno de nosotros debemos de aportar el grano que nos corresponde.

El concepto de agricultura tecnológica, avanza cada día más rápido y se hace cada vez más accesible. Podemos hablar desde los avances en biotecnología, en agricultura de precisión, en modelos de agro fintech, automatización del campo, con ejemplos que van desde drones, tractores autónomos, cosechadoras robóticas, riego automático y robots de siembra, hasta la propia inteligencia artificial, que permite a los productores tener una mejor comprensión de la situación del terreno, concibiendo su campo más allá de lo que se puede ver a simple vista.

El futuro ya es ahora, y son los agricultores quienes tienen que tomar un papel protagónico para evolucionar la forma en la que trabajan sus parcelas y operan su negocio. Es una nueva generación, son pioneros del agro que tiene que adoptar estas nuevas y requeridas fórmulas de producción, donde la tecnología y la ciencia ya no son un agente extraño y lejano. Hoy son agentes de cambio, un cambio que no puede esperar. A ellos les toca compaginar estos insumos de innovación con sus mejores prácticas agrícolas y estrategias de negocio para hacer de sus campos la alacena del mundo.

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